Ivanyuk Anastasiya

Mi formación artística —aunque incompleta— junto con estudios adicionales en pintura y composición, ha cultivado en mí un agudo sentido del color, la armonía de la forma y una técnica firme. La base clásica me proporcionó fundamentos sólidos, perfeccionó mis habilidades y me enseñó disciplina. Sin embargo, creo que los verdaderos artistas nacen de una manera única de ver e interpretar el mundo. Esa visión es la que da vida a las ideas y alimenta el amor profundo por la creación. Es esa pasión la que da profundidad y energía a mi obra.

Mis piezas suelen adoptar formas abstractas, impregnadas de simbolismo e inspiradas en las texturas y la plasticidad de la flora. La abstracción es solo la primera capa: bajo ella habitan significados y resonancias emocionales. Me sumerjo en el diálogo entre líneas y formas, permitiendo que cada trazo narre una historia de transformación y energía. Cada línea es una conversación con la superficie; cada color, un sendero hacia un paisaje sensorial. Motivos botánicos estilizados —desde hojas reconocibles hasta siluetas florales— emergen como si la naturaleza misma co-creara cada obra. Cada capa guarda un misterio sutil, que el espectador completa con su imaginación. Para mí, cada trabajo es una exploración de los ritmos de la naturaleza, donde nacen y se transforman mundos desde el interior.

Me encanta crear nuevos espacios y descubrir herramientas y posibilidades para llevarlos a la realidad. Cada proyecto es un paso hacia lo desconocido, una búsqueda de soluciones visuales y expresivas. Durante mucho tiempo trabajé en técnicas gráficas, explorando el poder del lenguaje de la línea y la expresividad de la tinta negra. Últimamente, me he acercado al óleo, atraída por su profundidad y riqueza material. Mi camino artístico aún está en desarrollo: sigo abierta a nuevos medios y veo la incertidumbre como una parte esencial del proceso creativo.

Mi obra es un flujo de energías texturizadas, cuya visión se define por la mirada de quien observa. Tal vez por eso el arte visual no necesita más explicaciones: cada cuadro habla por sí mismo.