La pereza reinó alrededor de mí y me acarició la oreja de el sueño de los discursos. He sucumbido a la inactividad y la tranquilidad se estaba hundiendo en arenas movedizas. Abrazados con la almohada y, como una polilla volando de miles de luces a arder para siempre en cada uno de ellos. Yo temía que la pereza, pero al mismo tiempo considera que ella sea mi Salvador. Pero llegar a la parte inferior y el saber de la procrastinación, descubrí el odio y el coraje para concluir acerca de la dama en una jaula de papel. Y ahora ella mira a mí, con la esperanza de atraer de nuevo.
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Samara
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