Pinté el cuadro hace unos años. El lugar es real. Vivíamos en un piso junto al río Kuban. Me encanta caminar, así que solía salir al terraplén casi todos los días y disfrutar de las hermosas puestas de sol, el aire fresco y limpio y la sensación de que podía caminar por donde quisiera.
Y un día cogí mi cuaderno de bocetos, pinturas y pinceles y salí a la orilla para plasmar en el lienzo la puesta de sol más inolvidable de mi vida. Creo que esta obra puede ser una ventana al cielo en un piso y llenarlo de cálidos rayos de sol.
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