Pinté este cuadro hace mucho tiempo, pero lo fui posponiendo. Y no es porque tenga miedo de que a algunos no les guste. He recibido muchas reacciones en mis posts. Me resulta difícil exponerlo por razones personales.
Es como si te mostrara un trozo de mi alma que siempre he escondido bajo los cerrojos de seguridad y que nunca he mostrado a nadie. ¿Y quién quiere que le hurguen el alma? Este post va a ser difícil y pesado, los que están acostumbrados a montar el arco iris y hacer la vista gorda puede que no sigan leyendo.
Apoyo el movimiento feminista. Especialmente en la promoción de una ley de violencia doméstica. ¿Por qué? Porque me he enfrentado a ello en mi vida.
Esta foto es como un trozo de mi memoria, ennoblecida y llena de flores para poder dejar entrar a los invitados.
Mi padre solía levantar la mano contra mi madre. No sé cómo suavizar esa frase, suena fatal en cualquier versión. Tenía tres años y medio cuando mi madre dejó a mi padre. Pero me acuerdo de todo.
No tenía protección. No tendría protección ni siquiera ahora, porque en Rusia sólo te multan por violencia doméstica.
Una vez mi padre intentó engañarme para que no fuera a la guardería, pero no lo consiguió. Y luego casi estrangula a mi madre en una parada de autobús público. Y tampoco recibió nada por ello. Afortunadamente, nunca lo volvimos a ver.
Las víctimas de la violencia doméstica suelen ser objeto de simpatía. Pero nadie piensa en el daño irreparable que provoca en la salud mental de los niños. Espero que mi pintura cambie el mundo al menos un poco. Porque el verdadero propósito de un artista es iluminar los problemas de la sociedad. Eso es todo para mí.
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