La artista recuerda esos sentimientos cuando, cuando era niña, tenía muchas ganas de que los patos de juguete se convirtieran en patitos vivos. Delicada pelusa amarilla, alegre chirrido y divertidas patas anaranjadas. Tenía muchas ganas de llenar el fregadero y jugar con ellos. Al pensar en esto, el corazón se vuelve más cálido y alegre. No sé dónde puedo colgar este cuadro, pero cada vez que lo mires tu alma se llenará de felicidad. Hay algo infantil y al mismo tiempo serio en esta imagen. Hoy es 25 de noviembre y afuera está nevando y hace frío, pero a los alegres patitos en el caparazón eso no les importa en absoluto.
Ubicación de la imagen:
Moscow
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