Bajo un cielo estrellado infinito, tres árboles etéreos emergen entre brumas azuladas, irradiando una luz difusa que se funde con el paisaje. La escena evoca un ambiente onírico, donde la naturaleza y el cosmos se entrelazan en un juego de reflejos y transparencias. Los tonos fríos, dominados por azules profundos y verdes sutiles, crean una sensación de calma y misterio, mientras que la textura vaporosa de los árboles sugiere un mundo entre lo real y lo imaginado.
Ubicación de la imagen:
Madrid
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