La niña se inclinó sobre las velas parpadeantes, su cálida luz iluminaba su rostro y proyectaba sombras suaves. Su mirada, concentrada y pensativa, estaba fija en las luces danzantes. Las pestañas largas proyectan sombras sobre sus mejillas, dándole a su rostro una expresión misteriosa. Dedos delgados, como mariposas, revoloteaban sobre la llama, sintiendo el calor que emanaba de ella. Había silencio en la habitación, interrumpido únicamente por el suave crepitar de las velas. La niña parecía estar inmersa en sus pensamientos, separada del resto del mundo por una frágil cortina de luz y sombra. ¿Qué deseaba mientras miraba esas luces centelleantes? Tal vez estaba soñando con la felicidad, rezando por algo sagrado o simplemente buscando consuelo en el silencioso parpadeo de las velas.
                    
        
        
                            
                
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                            Moscow
                        
                                     
                            
                
                            
                
                            
                
                                                                                    
                                                                                                                 
     
    
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