En las oscuras profundidades del océano, donde los rayos del sol no penetran, una medusa brillante pulsaba suavemente. Su cuerpo translúcido, como creado a partir de la luz de la luna, brillaba con suaves y fascinantes tonos de azul, verde y morado. Se movía lentamente, con gracia, como una bailarina en gravedad cero, dejando tras de sí un rastro brillante que parecía polvo de estrellas.
El brillo bioluminiscente que emanaba de su cuerpo creó un aura mágica a su alrededor, iluminando una pequeña área del mundo submarino. No era sólo un resplandor, sino todo un espectáculo de luces, cautivador por su belleza y misterio. En este reino oscuro, donde reinaba la noche eterna, la medusa brillante era como un faro que iluminaba el camino de las almas perdidas.
Parecía una criatura sobrenatural, una extraterrestre de otra dimensión donde reinan la magia y la hechicería. Su suave resplandor atraía a pequeños peces y plancton que, como hipnotizados, giraban a su alrededor en una danza fascinante. En este silencioso ballet submarino, donde la luz y la oscuridad se entrelazan, la medusa brillante es la protagonista, la reina del océano nocturno.
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Moscow
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