El dormitorio estaba envuelto en una luz suave y difusa que se filtraba por un gran ventanal. Una chica estaba sentada en una amplia cama, cubierta con una cálida manta. Su mirada se dirigía a lo lejos, más allá del cristal transparente. Quizás lloviznaba lentamente fuera de la ventana y las gotas dejaban intrincados dibujos en el cristal, o la ciudad apenas despertaba, teñida con los suaves colores del amanecer. Quizás el crepúsculo ya se estaba densificando afuera y las luces de las farolas comenzaban a brillar como estrellas lejanas.
No se movía, su pose estaba llena de una especie de reflexión interior. Uno solo podía adivinar en qué estaba pensando: en el día de ayer, en planes para el futuro, en sueños lejanos, o simplemente disfrutando de un momento de silencio, alejándose del bullicio del mundo exterior. Su silueta, enmarcada por la luz de la ventana, parecía frágil y vulnerable, pero al mismo tiempo irradiaba una profunda y serena paz. Era su rincón personal, donde el tiempo se ralentizaba y los pensamientos podían volar libremente.
Ubicación de la imagen:
Moscow
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