En la pintura, el artista representó un primer plano de la mitad de la cara de la niña, donde la composición se construye de manera asimétrica, centrándose en la expresividad emocional de la imagen.
El énfasis principal está en el ojo: está muy abierto, lo que crea una sensación de iluminación repentina o un pensamiento penetrante. En la mirada se Lee el intenso trabajo de la conciencia – como si la niña viera o se diera cuenta de algo importante. La proteína del ojo está delicadamente acentuada por ligeros reflejos azulados, que le dan profundidad y vitalidad a la vista.
Las cejas levantadas realzan el efecto de sorpresa o concentración. Los labios cerrados le dan a la cara moderación, como si la heroína mantuviera un flujo de emociones o ideas dentro.
El juego de luces y sombras enfatiza el drama del momento, convirtiendo el retrato en una metáfora Visual del proceso de pensamiento, donde el espectador debe presenciar el nacimiento del pensamiento en su origen.
Ubicación de la imagen:
Moscow
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